Bridgestone

La crisis está haciendo que muchas empresas congelen sus proyectos de inversión y de expansión en otros países para cuando el viento sople de cara, aunque es por todos sabido que la planificación de las grandes empresas se realiza con varios años de antelación, por lo que es muy difícil frenar este tipo de acciones para amoldarse la situación macroeconómica sin quedar retrasado en comparación con las otras marcas de la competencia.

La crisis está haciendo que muchas empresas congelen sus proyectos de inversión y de expansión en otros países para cuando el viento sople de cara, aunque es por todos sabido que la planificación de las grandes empresas se realiza con varios años de antelación, por lo que es muy difícil frenar este tipo de acciones para amoldarse la situación macroeconómica sin quedar retrasado en comparación con las otras marcas de la competencia.

La F1 como tantas y tantas otras cosas, está pasando, a pesar de que parece que no se dan cuenta, por uno de sus peores momentos. El desmesurado gasto que afrontan los equipos que participan en este campeonato, no tan justificados como pueda parecer, unido a la falta de patrocinadores, inmersos en delicados momentos, hace que ya se estén buscando soluciones si dentro de poco (como seguro que va a suceder) algún o algunos de los equipos recién, o no tan recién, llegados a esta actividad, desaparecen ahogados por las deudas y la falta de liquidez.

Cuando el año pasado Honda comunicó que dejaba la F1, su presidente, en una multitudinaria rueda de prensa, lloró frente a los muchos medios de comunicación que ellos mismos habían reunido. Ayer, cuando el presidente de Toyota comunicó en rueda de prensa que su firma dejaba la F1: también lloró. No sé si lloraron los presidentes de Subaru y Suzuki cuando, el pasado año, ambos anunciaron que se retiraban del mundial de rallies, pero lo que si es cierto es que, por lo visto, a los japoneses, cuando las cosas les van mal, lo primero que hacen es llorar en público. ¿Por qué? No tengo ni idea (y, la verdad, es que poco me importa) pero no deja de ser curiosa esta reacción que se dá, como podemos observar, entre los directivos japoneses.

Era de esperar. Bridgestone ha anunciado hoy que, una vez haya finalizado su contrato como proveedor exclusivo (a finales de 2010), dejará la F1. Con ello se le abre a la F1 un año de búsqueda de otros “neumatiqueros”. Tarea nada fácil si tenemos en cuenta que el sector de los neumáticos (como otros) no está ni estará, y mucho menos de aquí a un año, en sus mejores momentos.

Habrá grandes cambios en la F1 del próximo año. Cambios tan significativos, para un mortal como tú o como yo, como por ejemplo que no se podrá repostar gasolina durante toda la carrera. Sí se podrán sustituir los neumáticos, pero no combustible. Esta medida que, en parte, tiene el objetivo de digamos “abaratar” costes (se podrá prescindir de, al menos, cuatro operarios por equipo) hará que los monoplazas sean más pesados ya que deberán disputar toda la carrera con el depósito lleno y ello, dicen, aportará un plus de espectacularidad a las carreras.

A lo largo de estas tres primeras jornadas de “test” F1 que se han llevado a cabo en el Circuit, observo no sin preocupación, los constantes “altibajos” en los comentarios que hacen referencia al Renault de Fernando Alonso. Y si digo que, en cierta medida, me preocupan es porque creo que estos test deben servir solo de referencia ocasional, ya que en Australia ni hará la misma temperatura que estos días en Barcelona, ni el asfalto del circuito de Melbourne tiene nada que ver con el de Montmelo. Por ello me perimto dejar claro que, en contra de todos los pronósticos, de momento el más constante en sus tiempos ha sido Button y el Brawn GP; un coche que, hace apenas, cuatro días, ni se sabía que existía.

ECOPIA, neumáticos ecológicos