De pequeño, cuando la personalidad está todavía en periodo de formación y la mente trabaja cien veces más deprisa que los acontecimientos, unas cuantas frases hechas me marcaron profundamente. En sentido negativo se encuentra la que decía aquella profesora gruñona y poco agradable que, supongo, todos hemos tenido en uno u otro momento de la infancia: "los creíques y penséques son familia del tonteque". Parece mentira que una frase llegue a abarcar tantísimas situaciones cotidianas de un niño y pretendan resumir de modo tan cruel la íntima necesidad infantil de justificar las acciones cometidas. Decir "creí que era lo correcto" pasaba de repente a significar; "soy tonto, por eso lo hice". La única parte positiva de aquello fue que me obligó a buscar otros modos de expresarme para decir lo mismo, es decir, avivó mi curiosidad sobre el conocimiento del lenguaje.
Aparentemente más pueril era la frase de "si la luna fuera un queso se la comerían los ratones", que aplicando una transformación libre podría ser otro modo de decir que "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible". Y en estas dos frases encontré solución a mil situaciones, pues cuando una solución se mostraba imposible la salida se encontraba en encontrar soluciones posibles... salvo que la imposibilidad se encontrara en el propio plantamiento del problema, claro. La aplicación a la realidad de estas dos últimas frases la he comprobado en teoría y en la práctica durante la pasada semana con dos hechos aparentemente inconexos que sin embargo están unidos de raíz; la presentación de Michelin acerca de la importancia del neumático en la seguridad vial y el desenlace del GP de Fórmula 1 de Australia 2013.
Michelin lleva años afirmando que la seguridad vial es uno de los pilares más importantes en el desarrollo de sus neumáticos, participando de hecho en diferentes iniciativas nacionales e internacionales que buscan aumentar la seguridad en las carreteras. Dentro de estas iniciativas se encuentra la realización de diferentes campañas en las que miles de talleres especializados examinan el estado de los neumáticos, extrayendo de ellas resultados descorazonadores en cuanto al mantenimiento que los usuarios en general hacemos de los mismos. Las cifras son escalofriantes (19% de turismos y 23% de vehículos comerciales circulan con al menos un neumático visiblemente dañado). Como parece que para hacer caso a esta triste realidad es necesario hacerse oir a través de personajes conocidos, Michelin decidió invitar a los campeones de España de Rallies de los últimos años para que, a través de su experiencia, mostraran la absoluta necesidad de cuidar los neumáticos para obtener la seguridad buscada en el automóvil. Todos y cada uno de ellos tenían clarísima la importancia de las gomas en la seguridad, y la frase más repetida por ellos era "es el único contacto del coche con el suelo"
Sólo con lo anterior basta y sobra para que cualquier usuario con dos dedos de frente compruebe periódicamente el estado de sus neumáticos si de verdad tiene un mínimo de preocupación por la seguridad que ofrece su automóvil. El fin de semana, sin embargo, mostró esta teoría con una clase práctica magistral. Era el GP de Fórmula 1 de Australia, el primero de la temporada, y Vettel, como lleva haciendo en los últimos años, demostró que el Red Bull seguía siendo el coche más rápido de la parrilla... al menos mientras le duraran los neumáticos. Con las "gomas" en perfecto estado los tiempos del piloto alemán machacaban a los de cualquier otro rival, la pista era suya, y lo más alto del podium lo hubiera sido también si no fuera porque su coche desgastaba los neumáticos en exceso. Con unos neumáticos incapaces de transmitir al suelo las bondades de la mecánica, el excelente trabajo realizado en otros aspectos del Red Bull se volvían de repente inútiles.
¿Y si los coches flotaran? Si los coches flotaran en vez de tocar el suelo con los neumáticos Vettel habría ganado el GP de Australia, y los accidentes producidos por neumáticos en mal estado quedarían erradicados para siempre. Pero no, la luna no es un queso, lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible, y los coches, al menos de momento, no flotan. Así las cosas,Red Bull debe buscar una solución al problema de desgaste prematuro de sus gomas, y nosotros, usuarios comunes y corrientes, debemos estar atentos al estado de nuestros neumáticos si queremos que nuestros coches modernos, con todos sus sistemas de seguridad activa y seguridad pasiva, nos aporten toda esa seguridad que esperamos de ellos.