Historia de la marca WALTER

Antigua empresa checoslovaca, conocida a principios de siglo por sus bicicletas y motocicletas, que, a partir de 1908, se dedicó a la fabricación de automóviles. Después de la primera guerra mundial se creó un gran prestigio debido a sus automóviles lujosos y rápidos.

Sin embargo, el debut automovilístico de la marca fue muy modesto. En efecto, los primeros Walter fueron unos vehículos de tres ruedas, una delantera y dos traseras, accionados por motores bicilíndricos en V de sólo 500 ce. A pesar de su estructura esquemática y económica, estos vehículos poseían algunas soluciones interesantes, como la transmisión por eje, que unía el motor, colocado entre la rueda delantera y el único asiento para el conductor y el pasajero, a las ruedas traseras.

Los triciclos Walter se construyeron hasta 1912, con cilindradas progresivamente crecientes hasta 1.250 ce, tras lo cual apareció el primer modelo de 4 ruedas, denominado W 1. También en este caso se trató de un coche económico, con motor delantero de 4 cilindros en línea. Le siguieron el W 2, el W 3 y el WZ, también de 4 cilindros y hasta 1,5 l.

Durante la guerra, la empresa fabricó motores de aviación, afinando su propia técnica de construcción y especializándose en preparaciones sofisticadas, que aparecieron en los automóviles fabricados a continuación.

El primer Walter de la posguerra fue un pequeño modelo de 4 cilindros denominado Bijou, de 1.400 ce, seguido de un modelo todavía menor, denominado Júnior, de 1 1, aproximadamente. En 1919 apareció el primer modelo de 6 cilindros de la marca, con motor de 3 1 y válvulas en cabeza, llamado Standard. Con una cilindrada aumentada a 3.300 ce apareció luego un segundo 6 cilindros, el Super, y finalmente un tercero, de aspecto deportivo y denominado Diable Rouge. Sin embarco, la mejor construcción de la Walter fue, sin duda, el imponente Royale, con motor de

12 cilindros en V y 5,9 1 (76 x 108 mm), del que se construyeron pocos ejemplares entre 1933 y 1935.

Posteriormente, la empresa abandonó la construcción directa de automóviles, limitándose a montar y vender en el mercado local algunos modelos Fiat. En cambio, continuó construyendo motores aeronáuticos incluso después de la segunda guerra mundial.