Durante el Salón de Frankfurt de 1991 BMW presentó al mundo un avanzado concepto de vehículo que poco o nada tenía que ver con lo visto hasta el momento, su nombre era BMW E1, mientras que en código interno de la marca se le conocía por BMW Z1. En un momento en el que la gama de BMW apostaba por vehículos de nicho como el BMW Z1 o el 850, y el "todopoderoso" BMW M3 se hacía respetar por los pilotos más experimentados con sus 215 CV, propulsión posterior y excelente relación peso/potencia, el BMW E1 suponía una ruptura radical basada en la utilización de la electricidad como combustible.
Para la creación de este automóvil se buscó conseguir una buena aerodinámica y un bajo peso (aunque no han trascendido cifras sobre estas características) para un coche de reducido tamaño. Este vehículo disponía de una estructura interna de aluminio recubierta de plástico para conformar un habitáculo de cuatro plazas con motor y baterías ubicadas en la parte posterior. Se utilizaron también otras técnicas futuristas para aquel tiempo que ahora suenan totalmente familiares, como es el caso de la frenada regenerativa. Por cierto, que el BMW i3 también se basa en una estructura recubierta... Decían entonces sus creadores que el BMW E1 disponía de baterías de azufre/sodio capaces de ofrecer una autonomía de 200 kilómetros en un vehículo que podía llegar a los 120 km/h.
La comparación actual con el BMW i3 sería más que interesante, pero ésta nunca será posible, pues el único concept car que se realizó terminó en cenizas cuando se prendió durante una recarga de la batería. Si, el BMW E1 se prendió fuego mientras estaba siendo recargado, un "pequeño" detalle que ha trascendido poco pero que seguro ha sido muy estudiado para evitar que cosas así puedan pasar en los actuales modelos eléctricos.