Como ya comentamos en la prueba dinámica del Nissan Juke 1.5 dCi, un antecedente relativamente lejano del modelo, al menos por lo que se refiere a su concepto, es el Toyota RAV4 de 1994. Una mirada a sus especificaciones técnicas descubren una longitud de 3,7 metros (4,11 en cinco puertas) con una batalla de 2,2 metros (2,4 en cinco puertas) y unos motores que van desde los 130 a los 165 CV. En aquel entonces el término SUV estaba casi todavía por definir -por mucho que algunas marcas digan ahora que llevan décadas ofreciéndolos- y su significado de Sport Utility Vehicle hacía énfasis en las cualidades de deportividad y practicidad del conjunto, elementos ambos que sí son propios del nuevo Juke pero que en muchos de los actualmente llamados SUV han perdido casi todo su sentido.
En aquellos tiempos lo más cercano que ofrecía
Nissan a un SUV era su todoterreno Terrano, que quedaba claramente fuera de cualquier pretensión deportiva o urbana. Y no fue hasta el 2001 que la marca japonesa se decidió a lanzar el X-Trail, que al principio estuvo también disponible como
versión 4x2 (con tracción delantera) Con todo, las capacidades camperas del X-Trail continuaban siendo superiores a lo requerido por muchos usuarios, quedando así como un pseudo-SUV en el que el énfasis se ponía más sobre sus capacidad para rodar fuera de carretera que en una buena capacidad para rodar por
asfalto.
Un giro drástico por diseño en esta oferta se produjo con la presentación del
Nissan Murano. Este vehículo prácticamente podía presumir de ser un automóvil que unía, al menos estéticamente, deportividad y capacidades
off-road. Curiosamente su atractiva estética, pese a estar impulsada por un V6 de
gasolina y 234 CV de potencia, no aportaba unas prestaciones demasiado satisfactorias debido, entre otras circunstancias, a la incorporación de un cambio de variador contínuo CVT que no permitía extraer las verdaderas capacidades prestacionales a la mecánica, con una
velocidad máxima de 200 km/h y una
aceleración de 0 a 100 km/h de 9,5 segundos.
Y por fin llegó el hermano mayor del Juke, el **nissan qashqai**. Presentado al mundo en el 2007 y con un alter ego americano llamado Nissan Rogue, el Quashqai fue el antes y el después de Nissan en el mundo de los SUV y, afortunadamente para la marca, también supuso un cambio drástico en el resto de competidores debido a su arroyador éxito de mercado. Con líneas muy suaves y redondeadas al estilo del Murano, la atractiva estética del modelo alejada de las aristas duras de los todoterreno se unió a una oferta de mecánicas muy racional para hacerl del Qashqai un éxito arrollador. El nacimiento posterior del Juke fue posible gracias al camino de prueba y error recorrido por sus predecesores.
Fue en este panorama cuando en el Salón de Ginebra del 2009 Nissan presentó un
concept car denominado Qazana y del que ya dijo en su momento que era el precursor de un futuro modelo de serie. Efectivamente, las líneas maestras de aquel vehículo, pese a ser tremendamente radicales en sus propuestas, fueron posteriormente confirmadas con la aparición del
Nissan Juke. Es más, cuando se habló de futuras motorizaciones se comentó la posibilidad de contar con propulsores diésel y gasolina en el entorno de los 110 CV (los actuales 1.5 dCi y 1.6 de gasolina) y de un turbodiésel que podría llegar a los 175 CV de potencia. Este último no llegó nunca a hacerse realidad pero, sin embargo, sí que apareció una versión 1.6 de gasolina sobrealimentada por
turbo y con 190 CV a la que, además, se ha añadido recientemente el espectacular Nissan Juke R, una radical propuesta deportiva del Juke en la que se ofrecen nada menos que 487 CV de potencia extraídos de un
propulsor de seis cilindros en V y 3,8 litros de
cilindrada procedente del
Nissan GT-R. Con unas prestaciones de 257 km/h y una aceleración de 0 a 100 de sólo 3,7 segundos, el Nissan Juke R es un concept que será producido pero que, por lógica, quedará limitado a un reducido número de unidades destinadas a los más fanáticos de la automoción.
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