Esta segunda crónica la escribo desde la sala de prensa. Abajo ha quedado Joan, nuestro coordinador, con catorce horas de trabajo continuo a sus espaldas, en contacto permanente con el piloto de turno, calculando, midiendo, pensando el mejor modo de hacer llegar a nuestro equipo a lo más alto del podium, en definitiva, haciendo las famosas estrategias que tan sencillas parecen sentados frente al televisor y tan complicadas son cuando te tocan en primera persona. He participado ya en dos relevos, el primero cuando la noche ya había caído, el segundo cuando el día estaba a punto de comenzar.
Rodar en circuito es siempre una grata experiencia, mucho más cuando se trata de competir, y esta competición, en la que los siempre contrapuestos consumo y velocidad han de ir de la mano para llegar más lejos que el resto de los rivales, obliga a tanta concentración como las carreras de velocidad pura. En mi primer relevo he realizado los mejores tiempos del equipo… pero no creo que haya hecho una gran labor. Con un consumo que se ha elevado en una décima durante mi intervención, la sensación que he tenido al bajar del coche era la de haber corrido poco y consumido mucho. Este tipo de carreras no se gana haciendo tiempos, se gana con una buena relación consumo/velocidad… creo que no ha sido mi mejor actuación al volante.
Antes de las seis de la mañana y habiendo descansado, o intentado descansar, durante un par de horas, he vuelto a subir a un coche que contaba con un par de características importantes; estábamos obligados a bajar consumos, a mantener o mejorar la velocidad media y, lo que era más difícil, a realizar todo mi turno con unos neumáticos que estaban en los alambres, y no es que lo dijéramos nosotros, mientras yo esperaba han venido de tres equipos distintos a "avisarnos" de que nuestro coche echaba chispas por las ruedas, señal inequívoca de que estábamos rodando sobre los alambres. Tampoco nos extrañaba, antes de comenzar mi turno todos los equipos de la parrilla habían realizado ya un cambio de neumáticos.
Y ha sido en estas circunstancias, rodando a un ritmo inferior al realizado en mi intervención previa, cuando he tenido que darlo todo y me he acordado de esos pilotos de F1 que parece que se arrastran por los circuitos mientras el bueno de Pedro Martínez de la Rosa jura y perjura que están haciendo una carrera excepcional. He sido claramente más lento que en mi anterior turno, pero he sido claramente más ahorrador y he mantenido un ritmo acorde al resto de vehículos en pista, adelantando incluso a varios de ellos aunque también siendo adelantado por otros tantos. El control de tracción y de estabilidad entraba casi hasta en las rectas debido al desgaste de los neumáticos, los apoyos a izquierdas iban acompañados de un curioso sonido que hacía subir dos bultitos procedentes de la entrepierna hasta zonas mucho más elevadas, y la concentración había de ser máxima para mantener un consumo limitado. Con diferencia, mi segundo turno ha sido tremendamente mejor que el primero, me he divertido más y ha sido mucho más complicado… y todo eso circulando más lento. Lo sé, parece un contrasentido en una carrera, pero estoy mucho más orgulloso de esta segunda intervención.
Lo sé, además de todo lo anterior queréis saber la posición actual del equipo, y cuando os diga que vamos sextos de diez pensaréis que estamos haciendo una actuación pésima. Puede parecerlo, pero el tema de la estrategia es fundamental y, creedme, estas carreras se ganan, y se pierden, durante las cuatro últimas horas. Mantenemos la confianza, espero que no tenga que deciros dentro de un rato que eso es lo único que mantenemos :-)
Otras crónicas de la carrera:
24 horas Ford, primera crónica
24 horas Ford, segunda crónica