Miércoles - 06.Noviembre.2024 |
A mediados de los años 60 del siglo pasado, cuando la industria automotriz francesa aún disfrutaba de la relevancia hoy perdida, las marcas Citroën, Peugeot y Renault luchaban por ofrecer productos refinados y elegantes con una relativa popularidad entre los conductores de clase media-alta europeos. Sin embargo, no todas las políticas comerciales fueron acertadas.
Viendo la popularidad que había alcanzado el Fiat 1800 / 2100 con su diseño tan americanizado, la marca del rombo comenzó alcanzó un acuerdo con la división argentina de la americana Rambler y sustituyó en 1960 su poco exitoso Frégate por el Renault Rambler con el que esperaba obtener un gran éxito. Sin embargo su motor de seis cilindros y 3’2l, sus 4’83m y su estética absolutamente americana no terminaron por gustar a los europeos. Además el hecho de que un Renault europeo no se fabricase en Francia tampoco ayudaba mucho a su difusión ni siquiera en el país galo, así que Renault se decidió a diseñar un vehículo totalmente nuevo, totalmente europeo, totalmente adaptado a los gustos de una nueva clase media-alta y fabricando en Francia: así comenzó el desarrollo del Renault 16.
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