Sábado - 05.Octubre.2024 |
A finales de los años sesenta el fabricante francés Citroën fundó junto a la italiana Fiat una empresa conjunta denominada Pardevi para el desarrollo de un nuevo modelo de turismo de reducidas dimensiones. De este proyecto cada fabricante obtuvo algo que cambió el rumbo constructivo previsto por cada una de ellas: Fiat lanzó al mercado el exitoso modelo 127 mientras que Citroën sólo obtuvo un mayor agujero contable que limitó gran parte de sus lanzamientos originariamente proyectados para los años 70. Esto provocó que a principios de los años 80, en el furor de los coches pequeños, el fabricante francés contara en la parte más baja de catálogo con dos modelos que eran tan nuevos como viejos. Por un lado contaba con el Citroën Hélène (LN / LNA) que no dejaba de ser una interpretación de bajo coste de los Peugeot 104. Por otro lado estaba el Citroën Visa lanzado en 1978 aunque previsto para 1973 y que estaba realizado sobre la base del vetusto Citroën 2CV y que finalmente logró ver la luz gracias a la financiación de Peugeot y a las ayudas del protector y centralista gobierno francés en acuerdo con el gobierno rumano.
...leer másNadie puede negar que el Citroën 2CV fue un coche que entró en el corazón de gran parte de los europeos por su sencillez, fiabilidad y por su estética simpática y divertida. Lógicamente, tampoco se puede negar que los años pasan para todos y el Citroën 2CV había quedado más que obsoleto en todos los aspectos (mecánicos, ecológicos, de seguridad…). De hecho, cuando en 1990 cesó su producción se derramó más de una lágrima a lo largo y ancho de Europa. Para aliviar este baño de lágrimas, el fabricante Francés decidió relanzar el concepto del Deux Chevaux Vapeur pero convenientemente adaptado al siglo XXI.
...leer másEn pleno siglo XXI, cuando un profesional del motor habla de un coche DIVERTIDO suele referirse a un vehículo de cierta potencia y que habitualmente propulsado (es decir, tracción trasera). Parece ser que si además se conduce por una carretera tortuosa resulta aún más “divertido”.
Con el término PRÁCTICO suele pasar algo similar. Cierto es que la practicidad de un coche depende de la utilización que le vayamos a dar. Sin embargo a día de hoy un profesional del motor usará el término práctico para todo tipo de vehículo, en especial para los microurbanos sin espacio para las piernas de los asientos traseros, para los grandes todocaminos que se descomponen en cuanto salen del asfalto o para aquellos grandes monovolúmenes con determinado número de asientos “para niños” (es decir: diminutas, incómodas y poco accesibles).
Sin embargo esto no siempre fue así y hubo un tiempo en que cuando un coche recibía los calificativos de práctico y divertido curiosísimamente… ¡¡¡era práctico y divertido!!! El mejor representante de esta filosofía y a su vez el más conocido es el Citroën Mehari.
El crecimiento continuado e incuso exagerado de muchos coches en cada nueva generación ha hecho que en pleno siglo XXI consideremos como “urbano” a un coche como el Fiat Punto cuando su longitud total es la misma que la de un Fiat 124 que era todo una berlina media de los años 70. Este estiramiento que muchas veces no se traduce en habitáculos más amplios ha hecho que vayan despareciendo los coches de menor tamaño y carácter económico. De hecho, a día de hoy la falta de mercado objetivo para coches pequeños ha hecho que los pocos que se comercializan se ofrezcan con un carácter distintivo o exclusivo (perdón por no usar “chic”) como Opel Adam o con una imagen de coche de bajo costo (perdón por no usar “low-cost”) como la que ofrecen ciertos coches orientales. En cualquier caso, excesivamente vinculados a un uso urbano. Sin embargo hubo un coche en pleno siglo XXI que quiso relanzar el concepto de coche pequeño al estilo de los años ochenta, es decir, un coche pequeño de tamaño, práctico, económico y discreto: el Citroën C2.
contenidos / pág.4 contenidos 1 pág. | Ordena por |