Domingo - 13.Octubre.2024 |
En cualquier conversación sobre automoción entre personas que estén mínimamente informadas se puede hablar de marcas que pueden gustar más o menos a los interlocutores de la conversación. Esta conversación, llevada con un mínimo de educación, puede ser enriquecedora para sus participantes porque permite a cada uno de ellos expresar sus opiniones y justificar las razones por las que un fabricante puede gustarnos o disgustarnos. Sin embargo, a pesar de la gran “marquitis” que hay en entre los españoles, hay una marca que es capaz de despertar a la vez sentimientos tan encontrados como el rechazo y la pasión: esta marca es Lancia. Sin entrar en detalles sobre los avances técnicos que esta marca italiana introdujo en la automoción, todo el mundo conoce el rechazo sistemático que hay en el mercado hacia las marcas transalpinas, pero a la vez todo el mundo alaba y suspira por un Lancia Delta Integrale o por un Thema 8.32 by Ferrari. Lancia es mucho más que estos dos modelos y hoy me toca hablar de uno de los modelos más icónicos de la marca italiana, el Lancia Thema.
La historia de la automoción está salpicada de fracasos comerciales de vehículos que pretendieron ser y/o aparentar lo que no eran y que por ende no gozaron del beneplácito del gran público. Esto no quiere decir que fueran malos coches ni mucho menos, sencillamente que la supuesta identidad que el fabricante quiso imprimir en sus productos no fue la más acertada o no supo ser correctamente interpretada por el mercado. Hay ejemplos claros en todos los segmentos aunque dependiendo de la marca, la prensa escrita lo disfraza de una forma u otra. Por ejemplo a nadie se le escapa que tanto el Volkswagen Phaeton o los Mini Coupé y Roadster han sido un auténtico fracaso comercial, pero la prensa “especialista” prefiere hablar de cortas y exclusivas tiradas, dejando el término de fracaso a vehículos de marcas más generalistas, como cuando se refieren al estupendo Peugeot 1007.
A finales de los años noventa Volvo disfrutaba de la buena acogida comercial que estaba teniendo los modelos V70 Cross Country realizados sobre el modelo Typ L (1997-2000). Tal fue el éxito de este nuevo modelo que cuando llegó su relevo en el año 2000 y comenzó a fabricarse el modelo Typ P2 el fabricante sueco decidió separarlo comercialmente los acabados Cross Country del resto de Volvo V70 y comenzó a denominarlos XC 70 y a ofrecerlos como un modelo más de la gama Volvo a pesar de que las diferencias respecto a los V70 “tradicionales” se resumían al sistema de tracción integral, a la suspensión elevada y a los adornos estéticos. En cualquier caso, a pesar de sus aptitudes camperas, los Volvo XC 70 no podían ser considerados auténticos todo terrenos y Volvo decidió desarrollar un nuevo modelo para plantar cara sobre todo a los Mercedes ML y BMW X5 lanzados sólo unos años antes.
A mediados de los años 60 del siglo pasado, cuando la industria automotriz francesa aún disfrutaba de la relevancia hoy perdida, las marcas Citroën, Peugeot y Renault luchaban por ofrecer productos refinados y elegantes con una relativa popularidad entre los conductores de clase media-alta europeos. Sin embargo, no todas las políticas comerciales fueron acertadas.
Viendo la popularidad que había alcanzado el Fiat 1800 / 2100 con su diseño tan americanizado, la marca del rombo comenzó alcanzó un acuerdo con la división argentina de la americana Rambler y sustituyó en 1960 su poco exitoso Frégate por el Renault Rambler con el que esperaba obtener un gran éxito. Sin embargo su motor de seis cilindros y 3’2l, sus 4’83m y su estética absolutamente americana no terminaron por gustar a los europeos. Además el hecho de que un Renault europeo no se fabricase en Francia tampoco ayudaba mucho a su difusión ni siquiera en el país galo, así que Renault se decidió a diseñar un vehículo totalmente nuevo, totalmente europeo, totalmente adaptado a los gustos de una nueva clase media-alta y fabricando en Francia: así comenzó el desarrollo del Renault 16.
En pleno siglo XXI, cuando un profesional del motor habla de un coche DIVERTIDO suele referirse a un vehículo de cierta potencia y que habitualmente propulsado (es decir, tracción trasera). Parece ser que si además se conduce por una carretera tortuosa resulta aún más “divertido”.
Con el término PRÁCTICO suele pasar algo similar. Cierto es que la practicidad de un coche depende de la utilización que le vayamos a dar. Sin embargo a día de hoy un profesional del motor usará el término práctico para todo tipo de vehículo, en especial para los microurbanos sin espacio para las piernas de los asientos traseros, para los grandes todocaminos que se descomponen en cuanto salen del asfalto o para aquellos grandes monovolúmenes con determinado número de asientos “para niños” (es decir: diminutas, incómodas y poco accesibles).
Sin embargo esto no siempre fue así y hubo un tiempo en que cuando un coche recibía los calificativos de práctico y divertido curiosísimamente… ¡¡¡era práctico y divertido!!! El mejor representante de esta filosofía y a su vez el más conocido es el Citroën Mehari.
Hubo un tiempo a mediados del siglo XX en que las grandes berlinas francesas tenían un merecido reconocimiento a nivel europeo y no sólo por el archiconocido Citroën DS o por su sucesor, el Citroën CX. Todas las marcas francesas que sobrevivieron a la segunda guerra mundial o que nacieron durante la post-guerra se esforzaron durante años en diseñar coches lujosos y exuberantes con los que recorrer grandes distancias levantando miradas a su paso y retando en elegancia y tecnología con los coches italianos. Por desgracia, muchas de estas marcas han ido cerrando sus puertas con el paso de los años y otras que han sobrevivido, han dejado de ofrecer vehículos en los segmentos superiores.
La tercera (y actual) generación del Renault Twingo se presentó oficialmente en el salón internacional del automóvil de Ginebra del año 2014. Este nuevo modelo presenta una estética que nuevamente vuelve a romper con anteriores generaciones para acercar su diseño al del Renault 5.
Con 3’60m de longitud total, el Renault Twingo III es más corto que su antecesor, al que supera en 8 centímetros en altura y en nada menos que 12 centímetros en distancia entre ejes. Este último dato es debido a que el nuevo Renault Twingo está construido sobre una plataforma de motor trasero y propulsión (tracción trasera) desarrollada conjuntamente con el grupo Daimler-Benz y que comparte con los Smart ForFour y, debidamente recortada, con los ForTwo.
La presentación del sustituto de la primera generación del Renault Twingo estaba inicialmente prevista para el año 2000 con el objetivo de iniciar su comercialización hacía el año 2002. Sin embargo el proyecto se fue postergando y ralentizando hasta que no fue en el salón de París del año 2006 cuando se presentó un prototipo de estética muy agresiva que anticipó en cierta manera las formas del Renault Twingo II que se presentaría oficialmente en el salón de Ginebra del año 2007.
Se puede afirmar que los coches urbanos tal como los conocemos hoy en día nacieron entre los 60 y los 70 y que fueron principalmente los italianos y posteriormente los franceses los que más impulsaron esta nueva categoría en auge que satisfacía por partes iguales a los que buscaban un segundo vehículo para el núcleo familiar y a los que querían un coche que fuera tan económico en la compra como en el mantenimiento. En este sentido el fabricante francés Renault lanzó en 1972 el modelo Renault 5 que con una longitud de 3,52m y su sencillez mecánica lo convirtió en todo un éxito en el país galo.
En los años 60 el gigante italiano Fiat contaba en su catálogo con tres berlinas de diseño americanizado con los que cubrían gran parte de las necesidades de los europeos en cuanto al transporte. Estos eran los Fiat 1100D / 1100R, los 1300 / 1500 y los 1500L / 1800 / 2300. En cualquier caso eran modelos viejos y que tenían la característica de estar diseñados bajo el paraguas de la inspiración americana que recorrió Europa tras la segunda guerra mundial. Sin embargo las dificultades económicas que atravesaban gran parte de los países europeos unido al creciente antiamericanismo obligó a (gran parte de) los fabricantes europeos a adaptar su oferta a las exigencias de una creciente clase media cada vez más interesada en la adquisición de un vehículo. Con estas premisas, Fiat volvió a contar con el diseñador Dante Giacosa para repetir el éxito de los Fiat 600 y 500 pero a escala de berlina media. Fue así como nació el Fiat 124 y por ende el Autobianchi A111, el Seat 124, el Seat 1430, el Lada Žiguli, el Premier 118, el Pinin-Fiat, el Tofaş Murat…
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